Esta carta es sumamente compleja. Ante nuestra visión encontramos una grisácea nube de la que parecen emerger siete copas doradas y de cada una de ellas, surge un contenido distinto que en apariencia, no parecen guardar relación entre sí. De espaldas, contemplando el fenómeno, se perfila la silueta de un hombre, totalmente despersonalizado, casi como si fuera una sombra.
Las nubes grises parecen evocar un mundo de ensoñaciones, completamente irreal e ilusorio, tal vez porque podría ser el mundo de la mente, que en muchas ocasiones es engañoso y percibe de forma distorsionada la realidad. El simple hecho de ver las copas flotando en una nube y no sólidamente asentadas en el suelo, ya nos está indicando una cierta inconsistencia. Por eso lo que nos ofrecen las copas significan elementos que directamente surgen de las emociones humanas y son percibidas por la mente.