Se acerca una de las épocas más mágicas del año: la Navidad. Más que rituales específicos, me gustaría apuntar hoy algunas costumbres y prácticas muy adecuadas para estas fechas, unas muy conocidas, otras quizás no tanto, pero que son tan sencillas e inocuas que merece la pena llevarlas a cabo porque, nunca se sabe, tal vez nos ayuden. Se supone que este es el tiempo de los buenos deseos, el compañerismo, la alegría,… pero sobre todo es el Solsticio de Invierno (Yule o San Juan de Invierno), el día más corto del año, en el que el Sol morirá, para volver a renacer como un niño.
A partir de ese momento, los días irán paulatinamente alargándose, hasta llegar al Solsticio de Verano y así sucesivamente. La iluminación va a ser fundamental en estos días. En Navidades podemos llenar de luces nuestras casas: puertas, habitaciones, si se tiene porche o terraza… Se trata de disipar tanta oscuridad al tiempo que alumbramos el camino para que el Sol renazca. Por supuesto son imprescindibles las velas, todas son bienvenidas, aunque en esta época son especialmente aconsejables las rojas (energía), las verdes (la Naturaleza), y las doradas (el Sol).